Feria del caballo en Jerez de la Frontera

Cádiz

Suena el despertador y el clan vidorra comienza con los preparativos! Turnos para la ducha, para el secador, para que me coloquen la flor, para comprar los abanicos de última hora y para colocarnos nuestros vestidos de flamenca! ‘Cuando lo llevas puesto, te sientes guapa!’ nos dice la última incorporación vidorra venida directamente desde Londres. Aunque nos falta la más flamenca del clan, no podemos evitar sentir la emoción de lo que nos espera…  

 

Llegamos al recinto ferial y tras pasar por el ya mítico foto-call, comenzamos nuestro recorrido por la feria del caballo. Por todas partes los encontramos engalanados con colores rojos y dorados, peinados y atusados para la ocasión, solos o tirando de carreras, llevados por adultos o por niños. El animal ecuestre es el auténtico protagonista de esta feria.
 
El sonido de los cascabeles y el repicar del paso de las carretas inunda nuestros sentidos. Se acercan, se cruzan, se mueven en todas las direcciones en un caos perfectamente ordenado.
 
Aunque otro protagonista le hace frente al equino: la flamencura!!! Vestidos largos, cortos, lisos, estampados, de lunares, de flores, con mantón o sin mantón… La mujer flamenca encuentra aquí su casa.
 
El ambiente de las casetas es imparable. Casa Juan Carlos fue nuestro primer punto de encuentro con amigos y donde el fino, el rebujito, el jamón y el arroz marinero hicieron deleitarse a nuestro sentido del gusto, quien, por cierto, nunca tiene suficiente!
 
La música en directo con guitarras y cajas tocando rumbas y sevillanas se combina con las canciones pegadizas que no te deja parar ni un instante. Camino del Rocío, Vera Cruz… de una caseta a otra con un mismo factor común: disfrutar. Así nos dieron las 10 y las 11, las 12 la 1 las 2 y las 3….
 
Y con el alumbrado mostrándonos las calles, nos despedimos de esta feria a la que tanto cariño tenemos. Nos vamos, pero volveremos!!! Y vosotros, volveréis??!

La Barrosa y los acantilados de Roche

Cádiz

 Aprovechando el sol del primer puente de Mayo, hacemos las maletas y nos ponemos rumbo a la que consideramos nuestra segunda casa, Cádiz! Nada mejor que empezar una Vidorra Experience en la costa de arena blanca, playas infinitas y energía rebosante. 

 Las motos que deciden disfrutar del circuito de Jerez de este fin de semana nos acompañan durante todo el camino hasta llegar a nuestro destino: Chiclana de la Frontera. El campo primaveral nos invita a hacer un alto en el camino entre Medina Sidonia y la playa, para deleitarnos con los colores que hinundan el campo.

Pronto llegamos a la costa y la infinita playa de La Barrosa nos acoge con su suave arena envolviendo nuestros pies. El primer baño del año sabe a gloria! El agua fresca en los tobillos, las olas rompiendo poco a poco para no asustarnos, decidimos sumergirnos y… Bajo el agua no hay ruido, solo la sensación de la ola pasando por encima nuestra. A partir de ese momento, una y otra vez nos zambullimos, jugamos como niños y dejamos que nuestra mente se desconecte. Qué gran placer poder empezar así unos días de sol!! 
 
Otro de los descubrimientos de esta vidorra gaditana fueron los acantilados de Roche. Atravesar la carretera que une Chiclana con Conil por la costa es un auténtico deleite. La pasarela que acompaña a los acantilados hasta llegar al faro es un regalo del camino. Caminar entre flores, matorrales en todo su verdor, bajo un sol primaveral y con el Atlántico a nuestros pies es lo que ofrece este caminito desconocido para nosotras hasta ahora. 
  
Solo nos bastaron un par de días para desconectar y volver con las pilas al 100%, y vosotros, os animáis a cargarlas??