Málaga, 38 grados y una mijita de terral… ¿Que qué es el terral? Pues es un calor sofocante que viene acompañado de aire caliente que no te permite ni abrir las ventanas de casa: es caló, mucha caló!!! Pero Vidorra Experience se prepara para recibir a un vidorro recién llegado de Madrid al que no le asusta el calor.
Le sorprendemos llevándole a cenar a uno de los lugares con más sabor, encanto y magia de la Bahía de Málaga: El Balneario Sushi Lounge.
Desde luego es uno de nuestros sitios favoritos, fundado en 1918 y casi ni restaurado, fue el balneario de Málaga por excelencia durante años, cuando aún las mujeres y los hombres se bañaban por separado. Cuántas historietas nos contaban los abuelos sobre aquellos baños, las fiestas y los eventos que allí tenían lugar…
Y ahora somos nosotros los que recogemos el testigo y disfrutamos de su incipiente renovación, de su carta de sushi y de actuaciones de flamenco en vivo. Durante la cena discutimos, más que debatimos, sobre si debe o no renovarse completamente. ¿Realmente necesita el esplendor de antaño? Desde luego que un arreglo no le sentaría mal, pero a todos los que hemos disfrutado de una cervevita sentados en su murete derruido mientras esquivabamos las olas del mar, su aspecto decadente nos tiene enamorados.
Desde que nos sentamos a la mesa nos sentimos absolutamente afortunados. Estamos a menos de 5 metros del mar, con la Bahía de Málaga como escenario y un atardecer de impresión. Todos los que allí estamos disfrutamos viajando y lo hacemos siempre que podemos, y en lo que sí que nos ponemos de acuerdo esta noche, es que estar aquí, en este instante, es un privilegio.
A nuestra espalda se está celebrando una fiesta con flamenco en directo. Nos podemos imaginar las fiestas de los años 40 o 50 justo en el mismo sitio y con el mismo decorado de fondo: el Mediterráneo!
El resto de la terraza está rebosante. Ambiente, bullicio y un personal muy agradable nos hacen pasar una velada con amigos para el recuerdo. Además, el sushi de Benjamin de la Mata está exquisito, y más cuando lo acompañamos con uno de nuestros vinos fetiche: un Botani Mustac con denominación de origen de las Sierras de Málaga. El moscatel espumoso nos encanta… Perdemos la cuenta del tiempo, de las botellas que llegan y se van y hasta nos olvidamos del terral… Y es que vidorrear con amigos y en este entorno no tiene precio.
Y así, nuestro vidorro madrileño descubrió y vidorreó en otro rincón de su Málaga adoptiva. Le esperamos pronto para la siguiente Vidorra Experience malagueña. ¿En la feria?Eso esperamos! Un beso y hasta la próxima vidorr@s!!